No es necesario que lo diga, pero tengo que hacerlo: David Lynch es un genio. Da igual que película se elija. Es un genio.
Hace unos días vi The straight story (una historia verdadera). La película, del año 1999, trata de un hecho real sucedido en 1994 cuando un anciano casi ciego viajó desde Iowa a Wisconsin para ver a su hermano, gravemente enfermo y con el que no se habla desde hace más de diez años. La particularidad del viaje reside en que tardó en hacerlo más de seis semanas, ya que los quinientos kilómetros del viaje los realizó a bordo de una pequeña segadora.
Si existiese un medidor para medir las películas perfectas, The Straight story se saldría de todos los gráficos. El guión no cae en los sentimentalismos propios de una película de domingo en la sobremesa de Antena 3 (y eso que el tema daba para ello). Las interpretaciones son magníficas: Richard Farnsworth fue nominado al Óscar por esta interpretación, la última antes de su muerte; Sissy Spacek, maravillosa como en la mayor parte de sus interpretaciones; y Harry Dean Staton, que sólo dice una frase en toda la película, pero… ¡qué frase!
Y por supuesto están los dos genios a los que aludo en el título: David Lynch (magnífica dirección) y Angelo Badalamenti, el compositor de la banda sonora, todo un genio de la música como ya demostró en anteriores trabajos junto a Lynch, en especial, Twin Peaks.
Una película imprescindible y altamente recomendable. De cinco estrellas.
martes, 21 de agosto de 2007
Dos genios y una obra maestra
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3 comentarios:
Recuerdo esta maravilla de película perfectamente. Un ejercicio de verdadero cine, que desgraciadamente ya no abunda.
Pocas películas se hacen así. A ver si David Lynch vuelve a dirigir otra y demuestra cómo se hace buen cine.
Ojalá, sería una gran noticia.
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