Diagnósticos chapuzas: últimos coletazos de la Sanidad pública valenciana

Los que lean con asiduidad este blog recordarán la historia de mi amigo que puso una queja por el trato recibido en el hospital La Fe de Valencia. La historia ya tiene una medio resolución.
Y no es que la Consellería le haya contestado, si no que parece que tras una odisea kafkiana, lo de su pie podrá tener cura.
Tras mirarle las radiografías le detectaron una bursitis. Esto significa que alrededor de un hueso del pie se ha formado una especie de bolsa que provoca dolor. Le recetaron unas pastillas. Pero el dolor no remitía. Decidió ir a tres médicos: uno privado, otro de su ambulatorio y otro de Urgencias en La Fe. El médico de su ambulatorio (no era el mismo que le detectó la bursitis; el nuevo doctor era un marroquí) y la doctora de La Fe (una doctora rumana) coincidieron en el diagnóstico: no era bursitis, era un espolón (que quiere decir que el hueso del pie crece hacia fuera, lo cual también es muy doloroso). O sea que las pastillas no servían de nada y lo que tenía que hacer era reposo y rehabilitación.
Pero el médico privado, con las mismas pruebas en la mano, confirmó que lo que mi amigo sufría en el pie era una fascitis, quizá a causa de un espolón (aunque el espolón no se ve en las radiografías, lo cual lleva a pensar que los de la Sanidad pública se han inventado el diagnóstico).
¿Cómo hubieran reaccionado los médicos si el caso de mi amigo hubiera sido de vida o muerte?
Y encima, cuando va a rehabilitación, conoce a un hombre que trabajaba de dependiente en El Corte Inglés y que también sufre una fascitis, pero que no se le solucionará porque los médicos, tras miles de pruebas, no supieron detectársela a tiempo.
Con médicos así no me extraña que se esté hundiendo la Sanidad pública. Y a ello hay que añadirle la falta de inversión. Es una lástima que teniendo como tenemos las posibilidades de la Sanidad pública, nuestros gobernantes aspiren a alcanzar un sistema sanitario como el estadounidense basado en el capital de cada uno.
Valga un ejemplo: la Generalitat anunció en las pasadas elecciones a bombo y platillo la construcción del nuevo hospital La Fe. Nadie nos ha explicado a los ciudadanos que su gestión será semiprivada (por no decir privada).
Y a los médicos, un consejo: necesitamos a gente como House, pero no sólo en su carácter, sino también en sus acertados diagnósticos.