Dentro del paradójico panorama político valenciano en el que se premia la corrupción, el caso más extraño es el de Carlos Fabra.
A pesar de los años que lleva arrastrando la sombrea de la corrupción detrás, a conseguido desactivar casi por completo la voz disidente. Ni siquiera contempla la posibilidad de perder las elecciones. Sabe que la gente seguirá defendiéndole a pesar de todo ("Si el aeropuerto no tiene aviones, ya llegarán").
Y mientras, este profesional de la corrupción sigue controlando todo para dejarlo atado y bien atado. Típico de la familia Fabra. Bienvenidos al clan Fabra.
2 comentarios:
Joer Kurtz, con la piel tan dura e impermeable que tiene este tipo, que hermosos zapatos podríamos hacer.
¡Otra que la piel de cocodrilo!
Un abrazo.
Buff... Zapatos hechos con la piel de Fabra. No sé si quiero imaginarme quién compraría eso.
Un abrazo.
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