¿Nos hemos vuelto todos locos o somos gilipollas por naturaleza?

No me hago esta pregunta en vano. Parece que el Mundial nos haya vuelto locos o haya despertado nuestra latente gilipollez. No lo digo porque estemos todos hipnotizados siguiendo las evoluciones en el campo de 22 millonarios dando patadas a un balón, mientras tenemos otros problemas que sí afectan a nuestra vida (al contrario que los resultados de España). Lo digo por esa moda de sacar animales que predicen resultados. El más famoso es el pulpo alemán Paul, pero hay y hubo otros animales que, por medio mundo, han "predicho" resultados de sus respectivas selecciones. Y la gente se lo cree. Es de vergüenza ver a los políticos hablando del dichoso pulpo (incluso de que deben protegerlo y no comérselo. Es de vergüenza que Concha García Campoy, en Las mañanas de Cuatro de hoy, le pregunte, vía telefónica a Rajoy, si había "seguido la predicción de hoy del pulpo para la final"; y encima éste le siga el juego.
Y esto no es un mal endémico sólo de España; vale igual para el resto del mundo. Definitivamente, hemos perdido el norte, por si aún quedaban dudas.

El diario Levante-EMV sacaba hoy en portada esta noticia, en la que se habla de una langosta y dos centollos que han "predicho" resultados favorables para España en la final.
Pero dentro del diario, en la sección de televisión, podíamos encontrar este artículo firmado por Antonio Rico: Del pulpo Paul al loro Pepe.