Como sucedió con la victoria de España en la Eurocopa hace un par de años, los exaltadores de la patriotas han terminado apropiándose de la victoria en el Mundial. Recientemente, además, el Constitucional se pronunciaba sobre el Estatut catalán, lo que ha dado mucho juego a los nacionalistas (catalanes y españoles). Hay quien hace comparaciones entre el recibimiento a la selección española y la manifestación contra el Estatut. ¿Se pueden comparar ambas cosas? Para empezar, lo primero afecta a toda España. Es normal que un seguidor de la selección española que viva en, por ejemplo, Galicia se vaya a recibir a sus ídolos a Madrid. Pero, ¿acaso algún gallego que pudiera estar a favor del Estatut se iba a trasladar hasta Barcelona? Para poder comparar ambas manifestaciones, habría que establecer una proporción entre la población y la gente que acudió a cada acto y comparar ambas proporciones. No haré dichas proporciones porque las matemáticas siempre se me han dado mal. En cualquier caso, y aunque por las imágenes de TV3 parecía haber mucha gente, no dudo de que acudieron más a recibir a la selección. El aborregamiento es así y la gente prefiere celebrar una victoria que protestar contra una derrota.
Por otro lado, también se ha entendido la victoria española y sus celebraciones como una exaltación de lo patrio y sus símbolos, como deja claro este otro editorial también de Libertad Digital. Incluso Aznar, desde la FAES, se ha congratulado porque los balcones de España están llenos de banderas españolas (no miraba tanto los balcones de España cuando éstos estaban llenos de pancartas contra la guerra de Irak).
Y es que se confunde el sentimiento español y el patriotismo con un partido de fútbol. El fútbol levanta pasiones y fanatismos, y muchos están demostrando ese fanatismo. Nunca he entendido esa canción que dice: "Yo soy español, español, español" y que hay que sentirse orgulloso de ser español porque la selección gane. ¿Si vivo en España y me da igual lo que haga la selección no soy español?
Que la gente saque sus banderas españolas al balcón no significa que haya emergido un patriotismo latente. Simplemente hacen visible su apoyo a la selección. Esas banderas desparecerán en las próximas semanas. Igual que desaparecieron las pancartas contra la guerra, las banderas del Vaticano tras la visita de Benedicto XVI a Valencia, o las pancartas contra la subestación en el barrio de Patraix.
Si el patriotismo es así, una moda pasajera, los ciudadanos del mundo podemos alegrarnos; nuestra utopía estará más cerca.
Desgraciadamente, este falso patriotismo no sólo es alentado por los políticos de la derecha. Los medios de comunicación también juegan un papel fundamental en su aliento. Para ejemplo, éstas portadas de diversos periódicos españoles.
A pesar de ello, hay que tomar el ejemplo de los jugadores, cada uno de una región y de un equipo diferente (por cierto, Villa todavía no ha jugado ningún partido con el Barcelona, que lo fichó al acabar la temporada; cuando fue convocado, todavía era jugador del Valencia). A pesar de ello, es una de las pocas selecciones que no se apoya en una única estrella, sino que juegan en equipo. A ver si, ahora que todos somos tan españolistas, aprendemos de ese ejemplo.
miércoles, 14 de julio de 2010
La victoria, las banderas y el sentimiento
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