Mientras en Madrid los curas podrán decidir si merecemos una muerte más digna o no (ya conocemos la postura de la Iglesia en el tema de la eutanasia), en Andalucía la eutanasia pasiva se podrá aplicar a los enfermos terminales. Mientras en Madrid se lanzó aquella campaña contra el doctor Montes y las sedaciones supuestamente irregulares del Severo Ochoa, en Andalucía se camina en hacia el derecho social de una muerte digna.
Como siempre pasa, cuando se juntan política y religión (y en este caso, también la ciencia) quien sale perjudicado es el ciudadano de a pie. No entiendo esa oposición a ahorrar el sufrimiento a pacientes terminales o que sufren enfermedades dolorosísimas.
Hace unos meses, el arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar (el mismo que pidió el voto para partidos de extrema derecha como la Falange Española de las JONS, Alternativa Española o Comunión Tradicionalista Católica), hablaba de que Jesús tuvo una muerte digna a pesar de "no haber recibido cuidados paliativos". Pero claro, con un argumento religioso se puede prohibir también la epidural ("parirás con dolor"). De lo que se trata es de sufrir, como hacían los antiguos santos. O eso parece.
También hay, a mi juicio, una confusión. Hay quien cree que la eutanasia es un suicidio. Tras la muerte de Chantal Sébire, aquella mujer que padecía un tumor incurable que le deformó la cara y a la que se le denegó la eutanasia, oí a alguien decir que no entendía por qué esta gente movía tanto escándalo, que lo tenían fácil: "que se compraran una pistola y se suicidaran". La eutanasia no es un suicidio, por mucho que algunos lo vean así. El Estado tampoco se va a convertir en una dictadura nazi que vaya de hospital en hospital matando a los pacientes que no le interese que sigan vivos. La eutanasia es una decisión personal de cada uno. Habrá quien querrá vivir y quien no.
A este respecto, recuerdo una profesora de Religión que dedicó una de sus clases a este tema. Nos repartió una fotocopia de una entrevista en el periódico El Mundo. La entrevistada era una mujer que, debido a una enfermedad degenerativa, había quedado ciega, sorda, muda y tetrapléjica (no recuerdo su nombre). Conservaba un poco de movimiento en una mano, con la que escribió algún libro. La entrevista venía acompañada de una fotografía doble. A un lado, esta mujer; al otro, Ramón Sampedro, el tetrapléjico gallego que durante años pidió la eutanasia. Y la profesora nos dijo: "Comparad y decidme quién está peor". No se trata de eso. No se trata de quién sufre más. Se trata simplemente de respeto. Merecen el mismo respeto los que quieren vivir a pesar de su dolor, como los que quieren aliviarse de ese sufrimiento.
jueves, 5 de junio de 2008
Sobre la eutanasia
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10 comentarios:
Wow, estoy de acuerdo contigo!! Dejenle tener una salida digna a estas enfermedades degenerativas.
lo que me da miedo es que si se legaliza, que empiezen a desacerse de la gente de edad, para dar espacio a otros.. o tan solo por sacarse el paquete de encima...
Bueno, hay países donde se ha legalizado y la legislación evita esos problemas. No veo por qué en otros países no puede hacerse igual.
Yo estoy completamente a favor de la eutanasia (y en general a favor de todos los derechos que afecten a las personas individuales sin hacer daño a terceros).
Winfried: La eutanasia es una decision PERSONAL, evidentemente no vamos a permitir que un gobierno decida quien muere y quien no, aun contra su voluntad jaja.
Un saludooo.
Pues sí, evidentemente no se podría permitir que nadie, ni el Estado ni los propios familiares se deshicieran de esa forma de sus mayores o inválidos.
Un saludo.
En Suiza funciona la mar de bien. Yo aspiro a hacerme viejecita con un mínimo de 5.000 euros ahorrados (que es lo que cuesta allí la eutanasia).
:)
[Bueno, vale, cuando yo se vieja valdrá más, pero ya me entiendes.]
Yo soy más de los holandeses. Cuánto tenemos que aprender de Holanda.
Cuando el Viagra ya no me funcione, coño me voy pa Suiza o pa Holanda..jeje
Jejejejeje.
Espero que no deje de funcionarte la Viagra.
¿La eutanasia? Una solución anticuada
En estos momentos en los que el PSOE ha relanzado el debate sobre el aborto y la eutanasia y pretende que sean aprobados en su próximo congreso me parece interesante considerar el siguiente escrito.
Hace unos meses leí un artículo que la profesora de filosofía, Corine Pellucnon, publicaba en "Le Monde", en el articulo examinaba los argumentos a favor de legalizar la eutanasia y descubría en el fondo de ellos una idea insostenible de autonomía individual.
La autora que comento, recordaba que hoy la ley ofrece "soluciones concretas al miedo a morir en condiciones degradantes y con sufrimiento". Se refiere a la ley sobre el fin de la vida aprobada en Francia hace tres años, que permite al enfermo rehusar tratamientos desproporcionados y fomenta los cuidados paliativos.
Entonces, ¿qué motivo hay para legalizar la eutanasia? "¿Se puede admitir que la sociedad asigne a los médicos el cometido de matar a un paciente y que la administración de la muerte esté prevista por ley?".
Eso, señalaba Pelluchon, trastornaría la misión de los médicos. "No sólo el acto de matar es incompatible con el deber de no hacer daño: además, el hecho de asociarlo a la atención médica minaría la confianza de las familias en los encargados de cuidar a sus enfermos".
La eutanasia legalizada afectaría también a la consideración social de los enfermos. "¿Cómo se puede conciliar los esfuerzos que se hacen para integrar a quienes la enfermedad, la edad o la diferencia excluyen de la vida social, y una reivindicación que viene a decir que la solución al sufrimiento es la muerte?".
En el caso concreto del suicidio asistido, "legalizarlo implicaría el reconocimiento, por parte de la sociedad, de que el suicidio es una salida legitima y natural al sufrimiento. Esta trivialización del suicidio va en contra del coraje y de los valores de solidaridad que nos inculcan en la escuela y en el seno de la familia".
Pero el núcleo de la cuestión está en el modo de entender la autonomía, como muestra más claramente el caso de la eutanasia voluntaria. "¿Equivale la autonomía al derecho de hacer lo que queramos a cualquier precio, o sea obligando a los médicos y a la sociedad a otorgar reconocimiento a un acto contrario a sus valores? (...) Tal interpretación no es fiel a los derechos humanos".
En cambio, los contrarios a la eutanasia "sostienen que la preocupación por el bien común exige poner límites a una reivindicación individual que, si se reconociera por ley, daría paso a un derecho a la muerte incompatible con las fuentes morales de la democracia". Estos, conscientes de la función simbólica que tienen las leyes, "se niegan a convertir la justicia en un calco de meros deseos individuales".
Las leyes, concluía por tanto Pelluchon, no pueden ir sin más a remolque de los problemas que plantean las innovaciones técnicas: la referencia expresa a los valores es imprescindible para elaborar una ley sabia. Por eso, "ahora que en Holanda, pacientes y médicos se declaran más favorables a los cuidados paliativos que a la eutanasia, cabe esperar que lo que ayer se presentó como un avance, acabe siendo visto como una solución anticuada". Piensen un poco más Srs. del PSOE.
La vida digna es un derecho que todos tenemos. La muerte NO es algo contrario a la vida, sino una etapa más de ella. Por tanto, todos tenemos derecho a morir dignamente. Me parece inhumano que una persona se vea obligada a vivir en una situación física que no le permite llevar a cabo una vida "normal". Si una persona no quiere vivir en determinadas circunstancias, no tiene porque ser obligada a ello. Porque entonces no tiene ni una vida digna ni una muerte digna.
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