Y es que la edad no perdona. Dejando a un lado sus típicas declaraciones homófobas y machistas, su visita a España nos ha regalado declaraciones como la que España sufre un laicismo agresivo, fruto de la política de Zapatero e, incluso, se atrevió a relacionar ese laicismo agresivo con el de los años treinta, época en la que España estaba gobernada por una república (anda, y yo que creía que los progres éramos los únicos que murábamos al pasado).
Que una persona que, mientras España aún se desangraba por una inútil guerra en nombre de Dios, se encontraba siendo adoctrinado en las Juventudes Hitlerianas, se atreva siquiera a mencionar la República resulta algo llamativo, desde luego.
En cuanto a que el Gobierno es laicista radical y anticlerical, pongamos datos sobre la mesa: Se eleva un 34% la asignación de la casilla católica del IRPF, se ha renunciado a la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, se ha gastado dinero público en la visita del Papa, se mantiene el Concordato, se financia la enseñanza de la religión en las escuelas pública y se han recortado gastos de todas las partidas presupuestarias a excepción de los 6.000 millones anuales que recibe la Iglesia (datos extraídos de aquí). No parece, desde luego, la actitud de un laicista radical, anticlerical y ateo.
Así pues, sólo cabe pensar que, por edad, Benedicto XVI ya empieza a chochear. Alguien debería pensar en jubilarlo.
lunes, 8 de noviembre de 2010
Benedicto XVI chochea
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5 comentarios:
Pues chocheando o no, que no vaya provocando...
Eso, eso, que no provoque, que provocar es muy poco católico.
Saludos progresistas de Madrid.
Eso, que no provoque porque entonces empezaremos a comportarnos como laicistas radicales de verdad.
Saludos a los dos.
Pues a mí lo que más me gusta de Susan es su estilazo en el vestir: sus mocasines de Prada, sus albas tobilleras y de encajes, sus mitras doradas... Lo siento pero echaré de menos al Papa más gay-friendly de la historia (¡ah! y su George Clooney vaticano)
Pues yo sólo echaré de menos a ese George Clooney vaticano al que aludes. Es más, propongo que a Madrid no venga el Papa, sino él.
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