Chupando la polla de Sheldon Adelson

Sheldon Adelson (el hombre de la foto) es un magnate estadounidense, presidente de Las Vegas Sands Corporation. Su fortuna alcanza el puesto 16 a nivel mundial, y el tercero en Estados Unidos. Se ha enfrentado a varias demandas de antiguos socios suyos por incumplimientos de contratos. También se le investiga por sobornos a cargos políticos en Estados Unidos y por posibles relaciones con las mafias chinas. Ha librado, además, batallas contra sindicatos. Es un hombre que piensa que todo el mundo tiene su precio en dinero. En lo político, está más cercano al Partido Republicano estadounidense, y sobre todo, a su ala más radical, el denominado Tea Party.
Éste es el hombre que pretende montar su versión europea de Las Vegas en Barcelona o Madrid. Para ello, pide que se relajen ciertas leyes españolas, algo que tanto Barcelona como Madrid están dispuestos a aceptar. Adelson pretende que se modifiquen leyes como las que afectan a las relaciones laborales, al urbanismo o la tributación. Y eso entre lo más importante, porque también pretende que se permita fumar en sus casinos e, incluso, que se permita la entrada de menores.
Y, como he dicho, parece que a los gobernantes de Barcelona o Madrid no les importa. Ambos quieren llevarse este suculento proyecto. La excusa, una vez más, es la crisis. según dicen, este megaproyecto creará mucho empleo y traerá mucho dinero. Si para ello hay que crear un agujero legal en mitad de España, no pasa nada. Total, ahora Rajoy va a llevar a cabo una amnistía fiscal. ¿Por qué no pueden aprovecharse de la desvalida España los amorales sin escrúpulos?
Ya podemos decir oficialmente que España se ha convertido en la prostituta del mundo. Una prostituta dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de que entre dinero. En Valencia ya se chupó la polla de Bernie Ecclestone para que trajera la Fórmula 1. El resultado no fue muy satisfactorio. Ahora, Barcelona y Madrid tampoco pierden la ocasión de hacerle lo mismo a Sheldon Adelton. Cuando empiecen a tragar, se darán cuenta de lo mal que sabe.
Venid a España, empresarios amorales. Somos capaces de legalizar la esclavitud infantil si hace falta. Nos hemos convertido en una pretty woman cualquiera. Pero la vida real no tiene un happy end al estilo Hollywood. Si alguien piensa de verdad que no vamos a pagar la construcción del megaproyecto, o que va a traer muchísimo dinero, es que lleva demasiado tiempo tragando, con políticos o empresarios. Porque al final, no es oro todo lo que reluce. Y aunque así fuera, nadie puede ni debe estar por encima de la ley. Por mucho dinero que tenga.