No existe una clara definición de lo que es el terrorismo. Poner una bomba es terrorismo, ya lo hagas por un ideal político, por una creencia religiosa o para defender tu país de invasores. Estrellar un avión contra un edificio también lo es. Para otros, declarar una guerra unilateralmente es terrorismo. Michael Moore, en su libro Todos a la calle comparaba el edificio destruido por una bomba en Oklahoma con las fábricas en ruinas de su Flint natal (y así tenemos el terrorismo financiero o económico). En España, algunos, tanto periodistas como políticos, se atrevieron a ver trazas terroristas en el movimiento del 15-M. Y en Catarroja hace algunos años, el entonces alcalde Francisco Chirivella se atrevió a llamar terroristas a los que pegaban carteles en la calle.
lunes, 2 de abril de 2012
Ya no somos el enemigo; somos terroristas
A todas estas definiciones de terrorismo (algunas acertadas; otras, evidentemente, no), ahora se añade la del Gobierno de Mariano Rajoy. Y es que pretende equiparar las protestas violentas con el terrorismo. Es el paso previo para amordazarnos definitivamente. En la huelga general del pasado 29 de marzo sólo hubo incidentes en Barcelona (en una huelga convocada en toda España) y provocados por gente que la policía sabe que actúan en cualquier ocasión (desde celebraciones futbolísticas hasta manifestaciones de cualquier signo). En las manifestaciones de Valencia del pasado febrero, los incidentes eran las cargas policiales. Sólo ardió un contenedor (en Fallas arden prácticamente cien más). Los incidentes son minoritarios, aunque sea lo que más destacan los medios y los políticos. Ahora, nos llaman terroristas (algo que, por cierto, también llamaron a Nelson Mandela, Gandhi o Martin Luther King). Y cuidado, desde los medios de comunicación de la derecha ya claman para que se controle la "irresponsabilidad" de las huelgas.
Y nosotros lo aceptamos. Callamos y no salimos a protestar más porque ahora no es el momento (¿será el momento cuando las cosas vayan bien o tampoco?). Así que ahora toca decidir. O somos terroristas o dejamos que nos amordacen.
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2 comentarios:
En Argentina, cuando sectores de la sociedad común, o de la prensa y distintos medios, no están de acuerdo con las políticas instrumentadas por gobiernos de turno.., suelen catalogarnos de la misma manera.
Un abrazo Kurtz!
Algún día acabarán encerrados en sus palacios de cristal, paranoicos pensando que todos los que están fuera son terroristas que van a por ellos.
Un abrazo.
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