lunes, 16 de abril de 2012

El edificio maldito


Esta historia la conocí el mes pasado, y desde entonces, me ha tenido bastante impresionado. Ayer, en el programa Cuarto milenio, que presenta Íker Jiménez le dedicaron un reportaje. Esta es la historia de un edificio que concentra varias muertes violentas, en un número inusual, desde 1968. Y si me ha impresionado tanto esta historia, no es sólo por la historia en sí, que también,sino por el hecho de que yo paso todos los días por delante de este edificio, ya que se encuentra muy cerca de donde yo vivo.
El edificio se encuentra en la calle Tres Forques (que, por cierto, traducido del valenciano, significa Tres Horcas). En un principio, cuando se construyó, pertenecía a la calle Cuenca, con el número 78. Aunque incluso hoy puede haber confusión, ya que junto al portal hay una placa de la avenida Pérez Galdós.
El solar sobre el que se levanto ya tenía su historia. Durante el siglo XVII, la ciudad sufrió una epidemia de peste. En dicho solar fueron enterradas muchas de las víctimas. Lo mismo pasó en el siglo XIX, cuando se desató una epidemia de cólera.
El edificio se construyó en 1957. Este fue un año fatídico para Valencia. El río Turia se desbordó provocando una gran cantidad de víctimas (las cifras difieren desde las 81 de la versión oficial hasta las más de 400 que señalan otras fuentes).
La lista de víctimas del edificio comienza en 1968. La vedette Gracia Imperio, a la que apodaban "la artista de los ojos musulmanes" se alojaba en el edificio. Mercedes Viana, dueña del Mogambo Club y de muchas de las casas del edificio, le había ofrecido a la vedette una de las casas, ya que la vedette tenía que trasladarse a Valencia porque había sido contratada por dos salas de fiestas. Gracia Imperio estuvo cenando la noche del 30 de octubre de 1968 con un modisto y con un exnovio Vicente Alberto Artal. Al día siguiente, el modisto acudió a la casa, pero al no responder nadie, pidió ayuda al portero. Éste abrió la puerta y se encontraron a la vedette y a su exnovio muertos. Las espitas del gas estaban abiertas. Habían muerto intoxicados. El caso nunca fue aclarado. Por cierto, recientemente, se rodó el documental El día que murió Gracia Imperio.
Éste sería el comienzo de un goteo de muertes violentas. Años más tarde, una niña de dos años y su hermano, que jugaban, saltando en una cama murieron. La niña se precipitó por una ventana y su hermano intentó agarrarla. Ambos cayeron al vacío.
Más tarde, un hombre del que se decía que tenía problemas mentales y que era cuñado de Mercedes Viana, falleció al precipitarse por el hueco de la escalera. No se aclaró si cayó accidentalmente o se arrojó.
Otros dos vecinos fallecerían más tarde. El primero fue un joven que celebraba su decimoctavo cumpleaños murió, al parecer, por una sobredosis. El otro vecino también murió por una sobredosis.
La última víctima de esta lista se produjo este año. Un hombre, Javier O., llevó una prostituta a casa de un amigo (que le había dejado la casa), en el denominado "edificio maldito". La prostituta, de origen brasileño, se llamaba Edeleine. Al parecer, ambos discutieron y él cogió un cuchillo de la cocina y la apuñaló varias veces. Ella logró escapar e intentó bajar por las escaleras. Sin embargo, el agresor la alcanzó a la altura del tercer piso, donde ambos forcejearon. Entonces ella cayó por el hueco de la escalera, no se sabe si empujada por él o de forma "accidental". Al llegar abajo, el asesino la encontró ya muerta, por lo que decidió esconderla en el cuarto de la limpieza. Diez minutos después, el asesino era detenido en la calle Balmes, en el centro de Valencia, con la ropa manchada de sangre y un cuchillo (el cuchillo que utilizó como arma homicida fue encontrado en el rellano del cuarto piso). El asesino tenía antecedentes, ya que había pasado varios años en prisión por un atraco en Málaga.
Otra curiosidad es que algunos delincuentes también han sentido atracción por el edificio. Uno de los estafadores del caso Nueva Esperanza vivió en el edificio. Este caso se desarrolló en los años 70, cuando una inmobiliaria cobró más de cien millones de pesetas por pisos que nunca llegó a entregar. Otro delincuente, en otra ocasión, huía de la policía y saltó del tercer piso. Se rompió ambas piernas.
Con tal historial macabro, hay vecinos que aseguran que se sienten presencias o algo extraño. Una de las propietarias aseguró que dormía con una luz abierta. Alguno de los propietarios, incluso, se han deshecho de sus viviendas.
En fin, una historia curiosa que seguramente tiene su eco y su parecido con historias de otros edificios en casi cualquier ciudad del mundo.

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