Hace unos días, el responsable de prensa de Celestino Corbacho, ministro de Trabajo, se atrevía a amenazar a un periodista de TVE que hizo una pregunta tras una rueda de prensa. Lo peor de todo no es ya la amenaza en sí, sino que ese comportamiento propio de otros tiempos quedará impune.
En cualquier país realmente democrático (¿hay alguno ahí?) este hombre se hubiera visto obligado a dimitir. Pero aquí somos especiales y alérgicos a las dimisiones. Si Corbacho no es partidario de coartar la libertad de los periodistas debería obligar a dimitir a su responsable de prensa. Por el bien de la higiene política y de la libertad periodística.
viernes, 31 de julio de 2009
Comportamientos del pasado
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2 comentarios:
El poder es malo, uno no puede estar tantos años yendo al curro en coche oficial porque se acaba creyendo alguien. Y alguien que se cree ídem es muy peligroso.
Desgraciadamente tienes mucha razón en tu comentario.
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