jueves, 7 de junio de 2012

La otra consecuencia de la muerte de Johan David

Pongámonos en antecedentes, para quien no conozca la historia:
Dos mujeres denuncian la desaparición de un niño de tres, Johan David, que estaban cuidando. La madre del niño, de origen boliviano, se había trasladado a París por un contrato laboral, y en Valencia dejó a su hijo, al cuidado de dos amigas. Estas dos amigas fueron las que denunciaron la desaparición del niño. Aunque en un principio hablaron de un posible secuestro, pronto las dos amigas acabaron declarando que el niño había muerto en la casa (según ellas, de forma accidental) y ellas mismas lo envolvieron en plásticos, lo transportaron en un carro de compra y lo arrojaron a un contenedor. Durante cuatro días, la policía estuvo buscando el cadáver en el vertedero de Dos Aguas, hasta que al final lo encontraron, entre toneladas de basura.
No voy a entrar en el caso en sí. Si las mujeres son responsables de la muerte del niño o si, incluso, lo asesinaron, será la Justicia (espero) la que hable. Hay un detalle en toda la historia que me resulta curioso. ¿Cómo pudo un cadáver pasar desapercibido hasta llegar al vertedero?
La pregunta no es gratuita. La basura de Valencia antes de llegar al vertedero de Dos Aguas, es tratado en una planta de procesamiento en Quart de Poblet. Allí, la basura es cribada y revisada manualmente por los operarios. Además, la basura, según la versión oficial, pasa varias veces por las cintas transportadoras para su revisión manual. Siendo esto así, es incomprensible el hecho de que el cadáver completo de un niño de tres años pasara desapercibido.
María Àngels Ramón-Llin, presidenta de la Entidad Metropolitana de Tratamiento de Residuos (Emtre) y concejala de Medio Ambiente en Valencia ha pedido una investigación a la Unión Temporal de Empresas (UTE) de Los Hornillos, que gestiona la planta de basuras de Quart de Poblet. Desde el sindicato Fitag-UGT-PV, por su parte, ha denunciado algunas irregularidades que se dan en la planta. La responsable de Emtre no se ha reunido, desde que tomó posesión del cargo en marzo, con los doscientos trabajadores de la UTE ni con los setenta subcontratados. Así, difícilmente ella puede llegar a conocer ciertas irregularidades que se dan en la planta de Quart de Poblet, tales como que en ocasiones las cintas transportadoras van sobrecargadas de basura o a mayor velocidad de la establecida. Incluso, en otras ocasiones, se llega a embalar directamente la basura, debido a la acumulación previa, y directamente es transportada al vertedero, algo que es ilegal.
En definitiva, el caso de Johan David no sólo es un caso criminal más en la Historia de la España negra. También ha puesto de relieve las deficiencias de Valencia en el tratamiento de las basuras y un hecho igualmente preocupante: que en Valencia se recicla poco y mal.

2 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Las basuras en Valencia huelen mucho... Un abrazo, querido amigo.

Kurtz dijo...

Demasiado. Véase EMARSA o el caso Brugal.