Casi desde que empezó la Liga de fútbol, el equipo del Valencia anda perdido a causa de los malos resultados. Ni siquiera el pasar a la final de la Copa del Rey, eliminando al Barcelona, ni la posterior derrota al Real Madrid han servido para maquillar el desastre de este año. El holandés Ronald Koeman sigue aferrado al banquillo de entrenador y parece que no le suelta ni el Juicio Final. Y eso que se cargó a tres jugadores que eran pilares del equipo pero no porque jugarán mal, sino por ser críticos (Albelda, Cañizares y Angulo). Los tres además, se encontraron en situación de que estaban excluidos por el entrenador, pero no por la directiva que no quería pagarles el finiquito como despedidos, lo cual ha perjudicado a un jugador como Albelda que podría haber hecho un buen papel en la selección española.
Para redondear el esperpento vergonzoso que vive el equipo, Juan Soler, el presidente, dimitió dejando el club en manos del vicepresidente. Esta situación ha sido aprovechada por Juan Villalonga, ex presidente de mi querida Telefónica, para lanzar una oferta de compra de las acciones del club y convertirse en el máximo accionista del mismo para poder controlarlo.
Desconozco si Villalonga quiere convertirse en el nuevo Peterman, pero lo cierto es que odio cuando se mezcla dinero y fútbol, algo que, por cierto, hizo Soler, el cual se ha marchado después de los beneficios que le ha reportado para su bolsillo los pelotazos de Mestalla y la ciudad deportiva.
miércoles, 2 de abril de 2008
Fútbol de vergüenza
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