miércoles, 3 de octubre de 2012

El ingeniero que FGV ocultó


El 28 de julio de 2012, el diario El País publicaba una entrevista a un ingeniero industrial experto en ferrocarriles llamado Juan Broseta. Este ingeniero se encontraba en Madrid el día en que se produjo el accidente de metro en Valencia. Fue requerido por la propia consellería de Infraestructuras y el mismo día 3 de julio llegaba a Valencia y descendía al túnel.
Según su propio testimonio Broseta recibió una llamada de Pedro Marco, secretario autonómico de Infraestructuras. A las once de la noche descendió al lugar del accidente, el cual inspeccionó. Tras la inspección, ofreció sus conclusiones a Pedro Marco y al entonces conseller de Infraestructuras y Transportes, José Ramón García Antón. Éste último le pidió reserva sobre sus conclusiones y ya nunca volvió a ser llamado. Por cierto, el conseller de Agricultura (encargado aquellos días de organizar la visita del Papa que se produciría seis días después del accidente) Juan Cotino se mostraba receloso sobre lo que pudiera decir este ingeniero. A las cuatro de la madrugada, Juan Broseta terminaba su labor y se marchaba. En el momento en que Broseta bajó (tras haber recibido un permiso judicial, y acompañado de Pedro Marco) había personal de FGV, del juzgado y de la policía judicial en el lugar, intentando analizar el accidente. El convoy accidentado aún seguía allí. Ambos recorrieron el túnel entre ambas estaciones.
Para este ingeniero, estaba claro lo sucedido: el tren había descarrilado y salido de la vía. Se basaba en un hecho que pudo constatar: las uniones entre los coches de pasajeros estaban rotas y rodadas. Hay dos formas de evitar que un tren tan antiguo descarrile por exceso de velocidad. Una es el sistema del Hombre Muerto y la otra son las balizas ATP-ATO. Ninguno de los dos sistemas se daba en este caso. Para Juan Broseta, el accidente no era inevitable, tal y como se sostiene a día de hoy desde las instituciones públicas valencianas.
Lo curioso de este testimonio es que lo hemos sabido seis años después, y por iniciativa del propio ingeniero. Sus conclusiones han permanecido ocultas hasta hoy, así como su labor el día del accidente. Y parece que lo que tuviera que decir no interesaba ni a la jueza Nieves Molina ni a la fiscal Asunción Calvo. Según decía él mismo en la entrevista, rompe ahora su silencio porque entiende que su compromiso ha terminado. García Antón ya ha fallecido y el tema aún no ha sido solucionado. Como Juan Broseta dice en la entrevista: "Si los políticos no llegan a un acuerdo con las familias este accidente seguirá causando dolor."

Este es un fragmento de mi nuevo libro, que saldrá en breve a la venta. Aprovechando que hoy es día 3, he decidido publicar este avance.

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