martes, 23 de octubre de 2012

Dos catástrofes, ninguna lección aprendida

Este mes de octubre se han conmemorado dos catástrofes ocurridas en la provincia de Valencia. Ambas tienen que ver con inundaciones. Sin embargo, de ninguna de las dos se han aprendido lecciones y el riesgo continúa ahí. De hecho, a pesar de que se repite desde el poder esa letanía de que Valencia necesita agua, todos los años por estas fechas (entre los meses de septiembre y noviembre) la Gota Fría hace acto de presencia para provocar graves inundaciones en la región. Dos de ellas han pasado a la Historia.

-La primera de ellas se produjo el 14 de octubre de 1957. Es conocida como la Gran Riada de Valencia o La Riuà. Se produjo al desbordarse el río Turia a su paso por la ciudad de Valencia, la cual entonces atravesaba.



(Uno de los puentes de la ciudad de Valencia cubierto por las aguas del Turia.)


Aunque el régimen franquista de la época apenas reconoció un centenar de víctimas, hoy en día se reconocen más de 400 víctimas mortales. La ciudad de Valencia sufrió gravísimas inundaciones (agravadas por el hecho de que el sistema que debía aliviar el caudal no hacía más que agravar la inundación).
El alcalde de la ciudad entonces, Tomás Trénor Azcárraga, fue muy crítico con Franco por la lentitud de las ayudas. Finalmente esas ayudas llegaron y se llevó a cabo el Plan Sur, que consistió en el desvío del río Turia para evitar que se produjeran riadas similares (que, pro cierto, la de 1957 no era la primera riada del Turia en Valencia). Sin embargo, aunque se llevaron a cabo otras obras menores para regular el caudal del río, hay una clave que no se llevó a cabo: un embalse que regule el agua en el barranco del Carraixet. muchos expertos creen que, si se volviera a producir una tormenta como la de aquel año (y si se produjo una vez, se podrá volver a producir), el caudal de agua sería tal que el río podría volver a su cauce de antaño.


-La otra gran riada se produjo el 20 de octubre de 1982 y se la conoce como la Pantanada, debido al catastrófico derrumbamiento del embalse de Tous.




(Arriba, el pantano de Tous tras derrumbarse. Abajo, una de las localidades inundadas.)

El 19 de octubre se produjeron intensas tormentas, fruto de nuevo de la Gota Fría, y que afectaron a las provincias de Valencia, Murcia y Albacete. Pero lo peor llegaría en la provincia de Valencia. El pantano de Tous no pudo abrir sus compuertas debido a un fallo en el sistema de apertura y a que en ese momento no había personal suficientemente cualificado en el embalse. El agua empezó a desbordarse por encima del pantano. Pero el 20 de octubre, la presa no aguantó más y la presión del agua provocó que reventara. Una pared de agua bajó por el río Júcar inundando las localidades por las que pasaba el río. La más dañada fue la localidad de Sumacàrcer, primer pueblo alcanzado por la riada y donde el agua alcanzó nueve metros. Gran parte de la provincia se vio afectada por la inundación, ya que una parte de la riada continuó río abajo, hasta la desembocadura, en Cullera, mientras que otra parte se desvió a la Albufera. La pantanada dejó en la provincia entre nueve y dieciséis muertos (depende de la fuente que se consulte). Los afectados no recibieron las ayudas prometidas a pesar de las promesas políticas y muchos de ellos aún no han recibido las indemnizaciones prometidas. El embalse, por otro lado, fue reconstruido y las obras terminaron en 1994. Su tamaño y capacidad ahora es mayor. Pero lo más grave es que han pasado treinta años de aquella catástrofe y en la provincia aún no existen planes de prevención de las inundaciones. Y eso que cada año vemos los estragos que provoca la Gota Fría provoca en nuestra comunidad.

Ninguna de estas dos catástrofes cambió la mentalidad. Se sigue construyendo en zonas inundables, se siguen ensuciando los ríos, se siguen construyendo embalses más grandes... Y lo que es peor, las autoridades siguen de brazos cruzados. ¿A la tercera irá la vencida?

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