Hace unos días, leí un artículo en el diario El País que resultaba muy interesante, en torno a la caída de la Comunidad Valenciana, una comunidad considerada ejemplar por el PP. Una de las cosas que se afirmaba en el artículo era que Mariano Rajoy, el mismo hombre que había considerado a Francisco Camps y sus políticas en Valencia como ejemplos que había que imitar, había levantado un cordón sanitario alrededor de la Comunidad Valenciana. No ha colocado a ningún valenciano ni en los ministerios ni en las secretarías. La razón parece estar en que teme que alguno pueda estar implicado en casos de corrupción todavía por descubrir.
Reconozco que me llevé una sorpresa cuando entre los ministros que nombró Rajoy no estaba Esteban González Pons, actual vicesecretario general del PP. ¿Estaría la causa en el cordón sanitario de Rajoy alrededor de Valencia?
El juez José Castro, que instruye el caso Palma Arena y el desvío de fondos al Instituto Nóos (el de Urdangarín), investiga ahora si la Sociedad Gestora para la Imagen Estratégica y Promocional de la Comunidad Valenciana, que presidió Esteban González Pons, operó con empresas pantalla o sociedades interpuestas. Al parecer, la Sociedad Gestora firmó un convenio con el Instituto Nóos en diciembre de 2005 para la preparación de la Comunidad Valenciana como sede de los Juegos Europeos, que nunca llegarían a celebrarse. En el acuerdo firmaron Esteban González Pons, Víctor Campos (uno de los cuatro imputados por la rama valenciana de Gürtel) y Diego Torres (que fue socio de Urdangarín). La intención con la que se firmó el acuerdo era que el Instituto Nóos colaborara en el diseño de "un gran evento polideportivo de carácter internacional y de nueva creación, cuya primera edición se dispute en Valencia, que permita potenciar y proyectar la imagen de la Comunidad Valenciana en el mundo como referente en la organización de grandes eventos". Esto es lo que vino a llamarse Juegos Europeos. Aunque nada de los contemplado en el documento llegó a realizarse, el Instituto Nóos percibió 382.203 euros. Por estos hechos, Esteban González Pons declarará como testigo el próximo 15 de mayo.
Por otro lado, Gonzñalez Pons, siendo en 2006 conseller de Territorio y Vivienda y, por tanto, máximo responsable del Instituto Valenciano de la Vivienda, adjudicó una importante promoción de viviendas de más de seis millones a Sedesa, empresa perteneciente a la familia de Juan Cotino. Lo curioso está en que Sedesa se llevó al adjudicación a pesar de que otras dos empresas obtuvieron mejor nota en el concurso público. La promoción consistía en la construcción de 105 viviendas en Pilar de Horadada (Alicante). El gerente del Instituto Valenciano de la Vivienda era Felipe Espinosa, quien le propuso a Esteban González Pons que eligiera cualquiera de las tres empresas que habían obtenido la mejor puntuación. La elegida fue, finalmente, Sedesa, que había obtenido la tercera mejor puntuación.
Por cierto, que Felipe Espinosa ya tiene experiencia en trapos sucios. Era director de la oficina valenciana del Arab Bank, que se vio inmersa en dos escándalos de la era Zaplana. Por un lado, esta oficina fue elegida por el Instituto Valenciano de la Exportación (IVEX) para pagar al cantante Julio Iglesias por la promocionar la Comunidad Valenciana por el mundo. Esas operaciones son investigadas actualmente por malversación de fondos, fraude fiscal y falsedad documental. Espinosa declaró que el dinero se movía por Madrid, pero no aclaró quien lo movía.
Por otro lado, Espinosa también declaró contra José María Tabares, exdirector del IVEX y condenado a cinco años de prisión por estafa y falsedad (caso Tabares).
González Pons fue quien rescató a Espinosa después de que el Arab Bank prescindiese de sus servicios. Espinosa dirigió primero el IVVSA y, más tarde, VAERSA, primero bajo las órdenes de José Ramón García antón y, después, de Juan Cotino.
miércoles, 18 de enero de 2012
Esteban González Pons, el futuro ministro que se ha quedado sin nada en el último reparto... ¿también tienen sus cositas?
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2 comentarios:
si se hace un concurso público digo yo que no es para elegir entre los tres primeros, sino el primero.
Efectivamente. Pero aquí, si Juan Cotino o su familia no salen favorecidos, entonces la obra no merece la pena.
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