sábado, 29 de enero de 2011
Mein Führer
Diciembre de 1944. La guerra está prácticamente acabada para los nazis. Pero Goebbels pretende levantar la moral de los alemanes para alejar el fracaso de la guerra. Por ello, plantea que el Hitler dé un agresivo discurso. Sin embargo, el Führer se encuentra deprimido. La única persona que puede ayudarlo a salir de ese estado es su profesor de Interpretación, un judío que es trasladado, en secreto y junto a su familia, desde un campo de concentración hasta la Cancillería.
Mein Führer es la crónica de una lo que la película podía haber sido, pero se deja en el camino. Que no se me entienda mal. La película es buena, pero podía haber dado algo más y podía haber sido un trabajo redondo. Porque Mein Führer empieza como una caricatura de Hitler y de los nazis, con algún guiño bastante divertido. Pero después, pasada una media hora, la película pretende ser un producto serio con un mensaje que transmitir. Ese giro, que llega prácticamente sin avisar, es lo que lastra la película.
En su día se la comparó con El gran dictador. Simplemente hay comparaciones que no deben hacerse. Mein Führer no le llega ni a la suela del zapato (pero pocas películas pueden medirse de tú a tú con El gran dictador). Aún con todo, ver Mein Führer no causa ningún daño y se puede ver tranquilamente y pasando el rato si no se le exige demasiado.
Tráiler.
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