jueves, 15 de mayo de 2014

La muerte como espectáculo morboso

En los últimos días se han producido dos casos de muertes en España que, como siempre suele suceder en casos mediáticos, han despertado las ganas de explotar el morbo de los medios de comunicación, especialmente de la televisión.
El primer caso ya lo he comentado: el asesinato de Isabel Carrasco; así que no me extenderé más sobre él. Ya hemos visto todos como en las televisiones aún siguen dando datos y detalles, contribuyendo a esa histeria que se ha generado detrás. Otros crímenes se invisibilizan; curiosamente este no.
El segundo caso es de los que ponen los dientes largos y hacen babear a los vendedores de morbo profesionales: el accidente de autobús que se produjo en Badajoz y en el que murieron cinco niños. Es una historia que lo tiene todo: niños muertos para ablandar corazones y arrancar llantos de espectadores; un villano que conducía una retroexcavadora, que presumiblemente provocó el accidente y que, para más inri, se le detectó drogas en su organismo... Sí, la noticia es terrible, tristísima. Pero de ahí a poner como noticia que los niños están volviendo por fin a la escuela tras el accidente o que van a necesitar ayuda psicológica hay un trecho.
Al final, lo que se desprende, es que la televisión da lo que se le pide. Desgraciadamente, la gente pide morbo y carnaza. Mientras tanto, las noticias que deberían serlo no lo son. Porque esas no venden. No he descubierto nada nuevo con este post, pero que algo sea habitual o nos hayamos acostumbrado a ello no quiere decir que no sea criticable.

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