Recientemente, al Consell no le ha quedado otra que vender Terra Mítica. Después de haberse gastado entre 200 y 400 millones de euros a lo largo de estos años, la operación de compra se cerró por 65 millones. Es decir, el balance final para el Gobierno valenciano queda en negativo. Otro tanto ha pasado con la Ciudad de la Luz, donde ya apenas se realizan rodajes, y que ha acabado privatizada.
Pero el caso más paradigmático y extremo es, desde mi punto de vista, el de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). La compra de la entidad recién intervenida por el Estado fue por un simbólico euro. Por cierto, que los blaveros deben estar echando espumarajos, porque el banco que se ha quedado con la CAM ha sido el Banco Sabadell. Pero a lo que íbamos, viendo los gastos que se cargaban a las cuentas de la caja, lo del euro suena a risa. Hoteles de lujo, pensiones vitalicias de 30.000 euros al mes, sueldos de 700.000 euros al año... y mi preferido (no hace falta que aclarare que estoy siendo irónico): 2.000 euros la hora por "mujeres de moral distraída en Suiza". Ahora entiendo de dónde viene la obsesión de Alfonso Rus por las mujeres, el champán y las vellinas.
La crisis sabemos quiénes la han provocado: los malos gestores. La Comunidad Valenciana no es una excepción. El PP valenciano no sabe gestionar, así de claro. Negocio en el que se meten, negocio que acaba con las cuentas en números rojos (más bien rojísimos). Aunque quizá sea precisamente el de sus bolsillos el único beneficio económico que saben lograr.
martes, 13 de diciembre de 2011
Al final, el balance siempre es negativo
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2 comentarios:
Pero, Kurtz, amigo mío, lo que más me preocupa a mí es que, al parecer, la gente se ha habituado a convivir con la corrupción y hasta la comprende (o justifica) porque no es normal que con todas las cosas que se van sabiendo el PP se impusiese en Valencia.
Además de eso, el ciudadano de a pie parece no querer comprender que el déficit público no es culpa del Estado de Bienestar, sino de los evasores de impuestos (los grandes evasores), de los corruptos (que meten la uña y hasta las palas en las arcas del Estado que juraron bien administrar), de los banqueros corruptos (que compraban deuda pública al 6 y pico por ciento mientras el BCE les prestaba a ells a un interés del 1,25%).
Vivinmos en un estado de falsedad e hipocresía evidente del que nadie parece darse cuenta, es como un mal chiste, roba, roba, que te votarán igual. Defrauda que te disminuirán los impuestos para cargar el fardo sobre la clase media, crea el caos económico que te prestaremos el dinero que necesites para que te hagas aún más rico...
Es una locura.
Un abrazo.
Lo de Valencia, la corrupción política y la permisión ciudadana se estudiará algún día en las universidades de Sociología, Psicología y Ciencias Políticas. Quizá entonces se halle alguna explicación.
Un abrazo
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