Como un aprendiz cualquiera de Stalin, Mariano Rajoy se está cargando gente (políticamente hablando) para colocar a los suyos. Una purgas que devuelven a España al año 1996, cuando se suponía que en este país no pasaba nada (porque nadie hurgaba más de la cuenta).
El caso más sorprendente se ha dado hace unos días. Seis máximos cargos de la Oficina Nacional de Investigación de Fraudes de la Agencia Tributaria fueron destituidos. Entre los destituidos se encontraba Víctor de la Morena, responsable de las investigaciones que sacaron a la luz casos como Gürtel, que afecta a miembros autonómicos y nacionales del PP, o el de Urdangarín, que afecta al yerno del rey (y salpica también a miembros del PP).
Y lo más sorprendente es que el PP ha recuperado para esa oficina a Pilar Valiente. Ella había sido presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores durante el Gobierno de Aznar y se vio obligada a dimitir cuando estalló el escándalo Gescartera, ya que se supo que intentó favorecer a los implicados. Corría entonces el año 2001.
En definitiva, Rajoy pretende volver al año 1996, y lo está logrando a base de purgas y con la política que está desarrollando. Y ya veremos cómo deja TVE cuando meta mano y comience allí también con purgas. De momento, ya está planeando cargarse las series de más éxito (Cuéntame cómo pasó, Águila roja...); los canales temáticos, también de éxito (Teledeporte, Clan...), los programas históricos (documentales, Saber y ganar...) y los Telediarios, reconocidos internacionalmente por su imparcialidad, y sobre los que llueven injustificadas críticas de miembros del PP. Vamos, que va a convertir TVE en Canal 9.
lunes, 5 de marzo de 2012
Las purgas rajoyistas
(Pilar Valiente.)
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2 comentarios:
Kurtz..! A veces me pregunto.. los que pensamos como pensamos, no estaremos equivocados¿? Será tan complicado gobernar solo para construir un mundo aunque más no sea tan solo un poquito mejor...
Un abrazo Kurtz.
laorejaenelruido.blogspot.com
Te contesto a las dos que no. Con respecto a la primera cuestión, no lo creo. En una democracia real, (casi) ninguna idea está equivocada, siempre que respete a otras ideas diferentes y no trate de imponerse a las demás, y menos con la fuerza. En cuanto a la segunda, no creo tampoco que sea difícil. Simplemente es que no hay voluntad de hacerlo por parte de los que tienen el poder. Pero creo en esa frase que dice: "Las utopías de hoy son las realidades de mañana".
Un abrazo.
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