Como no hay dos sin tres, después de que Bancaja fuera absorbida por Cajamadrid y de que la CAM fuera intervenida por el Estado, le tocó el turno al Banco de Valencia. Una vez más, toda España tendrá que pagar el despilfarro valenciano y nuestra maltrecha economía, cimentada en los cimiento de barro de la construcción y los grandes eventos.
Esta semana comenzaba con la noticia de que el Banco de Valencia era intervenido por el Banco de España. Ya había suspendido las cotizaciones en varias ocasiones, y algunos miembros de la junta administrativa del banco habían abandonado el barco como ratas. Finalmente, el banco fue intervenido. 3.000 millones es la cifra del rescate.
¿Qué es lo que ha hundido a este banco histórico? Pues lo mismo que la resto de la economía valenciana. Por un lado, la banca valenciana (igual que la del resto de España) está demasiado ligada a los políticos regionales. De hecho, hasta hace cuatro días, José Luis Olivas era presidente del banco. Olivas, que actualmente es vicepresidente de Bankia, hizo carrera política, primero en UCD y después en el PP. Por este partido fue concejal en Valencia entre 1987 y 1995 y más tarde, entre 2002 y 2003, fue presidente de la Generalitat en sustitución de Zaplana. Esta relación entre banca y política es la misma que llevó a la misma situación a la CAM.
El Banco de Valencia era, además, una sucursal para amigos, que podían vender a la entidad sus empresas. Eugenio Calabuig, presidente de Aguas de Valencia y amigo del entonces consejero delegado de Banco de Valencia Domingo Parra, había vendido en 2009 a la entidad una inmobiliaria llamada Costa Bellver. Habitat, filial de Bancaja, se unió a Banco de Valencia para, a través de Inversiones Financieras Agval, comprar Costa Bellver a Eugenio Calabuig.
En 2010, Banco de Valencia se hizo con la casi totalidad de una sociedad dedicada a la inversión en bolsa, Nordkapp Inversiones, fundada en 2003 por Enrique Lucas Romaní, amigo de la infancia de José María Aznar y Juan Villalonga.
Otro que recibió ventajosas condiciones fue Antoni Asunción, ministro de Interior socialista cuando la fuga de Luis Roldán, y al que muchos acusaron de ser un tapado de la derecha cuando se presentó a las primarias del PSPV (él sería expulsado del partido tras denunciar un pucherazo en aquellas primarias). Asunción era socio mayoritario de Acuigroup Maremar, una piscifactoria que recibió casi tres millones de euros en subvenciones de la Generalitat. Debido a sus problemas económicos, el Banco de Valencia se hizo con el 68% de Acuigroup y se olvidaron las deudas.
El último caso fue el de Jaume Matas. Y es que fue el Banco de Valencia quien pagó la fianza de tres millones de euros cuando el ex presidente balear, del PP, fue detenido. Para no ir a la cárcel, se el exigía una fianza de tres millones que pagó el banco valenciano.
Y como no, el Banco de Valencia hizo negocio (fallido) con las inmobiliarias. Entre 2008 y 2009 compró diez inmobiliarias y tomó el control de otras cinco, en las que tiene unas participaciones entre el 33% y el 68%. Hay que sumar 17 inmobiliarias en las que el banco no tiene gestión directa. Esto supone que el banco está presente en 32 sociedades dedicadas a la compra y venta de terrenos urbanizados e inmuebles, con un coste anual directo, según las cuentas auditadas de 2010, de 60 millones de euros.
A esto le llaman por estas tierras gestión eficiente y adecuada.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
Y ahora... el Banco de Valencia
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2 comentarios:
El modelo valenciano del PP por fin en Madrid. ¡A ver si todo el mundo se entera en que consiste!
Esperemos que sí, y sólo dure cuatro años (en Valencia, me temo que lo sufriremos durante más tiempo).
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