martes, 8 de abril de 2014

Habitantes de la caverna

Hace tiempo que dejé de ver los debates políticos que se organizan en televisión. En parte porque desvirtúan la palabra "debate". Los últimos que veía eran Al rojo vivo y La Sexta noche, ambos de La Sexta, y ambos los dejé de ver por la misma razón: sus tertulianos más conservadores. No es que esté en contra de un debate en el que se defiendan distintas posturas ideológicas; no soy un protocomunista puro. Lo que pasa es que no entiendo a ciertas personas que, en lugar de debatir, se dedican al insulto permanente y constante. El último caso se dio este sábado cuando Alfonso Rojo insultó a Ada Colau, llamándola gordita. No es el único ejemplo de Rojo (al que debe producirle urticaria su propio apellido); son famosos sus enfrentamientos con Pablo Iglesias (no, no confundir con el fundador del PSOE) al que en cierta ocasión llegó a llamar chorizo y, en otra, le recomendó que se duchara. No es el único tertuliano de los programas de La Sexta al que no puedo soportar por su actitud. Otro ejemplo es el de Eduardo Inda, endiosado y soberbio que se cree el inventor del periodismo de investigación y el único poseedor de la verdad y la razón. Y quizá el caso más conocido sea el de Francisco Marhuenda, al que algún día le dará un berrinche cuando se meten con su adorado Gobierno y su no menos adorado Mariano Rajoy, su gran amor platónico. Marhuenda es otro que muestra una actitud de desprecio hacia los demás. Si uno se fija en La Sexta noche podrá apreciar cómo Marhuenda se ríe por lo bajo cuando alguien habla (eso por no hablar de su manía de interrumpir con monosílabos mientras alguien trata de argumentar algo).
Lo peor es que esta gente encuentra apoyo entre compañeros de profesión e ideología. Gente como Jiménez Losantos, Hermann Terstch (otro que se ha apuntado a defender a Rojo en su affaire con Colau) o el baboso y polemista Salvador Sostres (quien ha defendido a Rojo insultando a Colau y llamándola gorda).
En este país, la palabra "debate" está muy devaluada. No hay más que ver las sesiones del Congreso de los Diputados, o de cualquier parlamento autonómico de España. Quizá por eso estos personajes tienen tanto éxito y tantos seguidores. Y eso resulta muy triste. Al final, la televisión solo da lo que el público quiere, y solo refleja lo que la sociedad es.
Como decía al principio, no estoy en contra de que la gente con diferentes visiones ideológicas debatan en televisión. De lo que estoy en contra es de tristes espectáculos de insultos. No hay gente que sepa razonar y debatir sin necesidad de recurrir al insulto en las filas conservadores de este país. Empiezo a entender porqué a la derecha mediática se la llama "caverna".

3 comentarios:

Ana A dijo...

Abundando en el mismo tema, hay otros 2 aspectos de la cuestión bastante lamentables:
1. que siempre salgan los mismos a hablar sea el tema que sea, no se puede saber de todo y mucho menos si se está todos los días y todo el día de debate en debate.
2. Que esta caverna no disimule nada, y sean la voz de su amo del gobierno. Tampoco es normal en un país democrático. Es una prensa apesebrada. Una cosa es que compartas la ideología del gobierno y otra este espectáculo de "periodistas del régimen" capaces de defender acciones y palabras de nuestros gobernantes que no hay por donde cogerlos.
Y una tercera cosa, se dan muchas vueltas a tonterías. Lo de la Espe estuvo mal pero organizar un debate y estarse 20 minutos con el tema no tiene sentido, defender una actitud cuando menos incívica por mucho que sea tu líder tampoco es de recibo

Ana A dijo...

Hay una petición en change.org para que no inviten más a Alfonso Rojo por este motivo

Kurtz dijo...

He visto la petición, y ojalá se haga extensiva también a Marhuenda e Inda. La televisión, en general, lo agradecerá.