Libertad de expresión contra provocación

Un hombre realiza un vídeo atacando la religión islámica y ridiculizando a Mahoma. En los países islámicos surge una oleada de rabia e indignación que ya ha provocado la muerte de 20 personas, entre ellas, el embajador estadounidense en Libia. Y ahora, una revista satírica francesa echa más leña al fuego publicando caricaturas denigrantes de Mahoma. El director de esta revista dice que hay que combatir el miedo que provocan un puñado de integristas (manda huevos que lo diga un tío que está protegido por la policía) e invoca la libertad de expresión.
Creo que cuando existe un afán claro de atacar, denigrar y ridiculizar, no se puede llamar libertad de expresión. Una cosa es la crítica, totalmente legítima incluso cuando se critica una religión. Otra cosa es la satirización (aunque esto puede que no sea entendido por ciertos sectores integristas de aquello que se satiriza). Y otra muy diferentes es el ataque. Y en esta última etiqueta se debe colocar el vídeo contra Mahoma y las últimas viñetas de la revista francesa. Porque está claro que el vídeo es un intento de ridiculizar por ridiculizar, de forma totalmente gratuita, a una religión. Y las viñetas francesas son sólo un intento de echar más leña al fuego.
Integristas hay en todas las religiones (que se lo digan a Leo Bassi, a quien le colocaron una bomba en el teatro donde iba a representar la obra La revelación, y los terroristas no eran fanáticos islamistas). Por eso, no se debe caer en ataques gratuitos contra lo que cada uno crea. Las críticas deben estar fundamentadas (aunque es algo difícil cuando hablamos de dogmas). Las satirizaciones deben no caer en ese ataque fundamentalista. Entonces sí podremos hablar de libertad de expresión.
Desde este blog, condeno los asesinatos y la violencia en los países islámicos. Pero también condeno los ataques sin ningún sentido contra otras creencias religiosas y cuyo único propósito es dividirnos.