martes, 17 de abril de 2007

Columna del 8 de abril

El domingo 8 de abril encontré en el periódico El País la siguiente columna escrita por Manuel Vicent sobre la Semana Santa. No he podido reprimir el impulso de copiarla (algo que tenía pensado hacer en mi anterior blog):

Nazareno
Manuel Vicent

El nazareno vestía un hábito morado con capirote amarillo y arrastraba unas cadenas con los pies descalzos detrás del paso de un Cristo durante la procesión del Viernes Santo, junto a otros penitentes de vía dura. Llevaba un hachón encendido en la mano. De pronto, en medio del sonido de trompetas y tambores de unos legionarios, a este nazareno le vibró el móvil en un bolsillo del pantalón y tuvo que hurgar en la faltriquera por los entresijos del hábito hasta que consiguió atraparlo. Le llamaba su hijo desde el laboratorio de biología molecular de Ottawa, en Canadá, donde este joven trabajaba como investigador. El padre atendió la llamada mientras a su alrededor un coro imploraba el perdón de Dios por no se sabe qué clase de pecados. Su hijo le dijo que acababa de recibir una distinción por un trabajo sobre las deformaciones cromosomáticas del cerebro que propiciaban el mal de Alzheimer. A través del teléfono la alegría del joven rebotaba en un satélite y bajaba hasta la capucha del nazareno y a su vez hasta el laboratorio de Ottawa llegaba un coro de ánimas que cantaba: “Perdón a tu pueblo, Señor, no estés eternamente enojado”. Uno celebraba en Canadá un éxito de la ciencia; otro arrastraba unas cadenas en un Vía Crucis en el fondo de España para dar gracias a Dios por haber salido vivo de una operación de colon. El nazareno tenía dos vástagos más. Una hija de 20 años estudiaba física matemática en Berlín con la beca Erasmus y había aprovechado las vacaciones de Semana Santa para viajar con un amigo holandés a un poblado de Ruanda a enseñar los primeros números a unos niños. Por las aberturas del antifaz el nazareno sólo veía a Cristo coronado de espinas entre sayones llevado por los costaleros, pero a su lado caminaban unos empalados y detrás iban unos disciplinantes dándose latigazos en las espaldas llenas de bubones sangrantes. El tercero de sus descendientes se había quedado en casa. Era un esteta que para conmemorar el Viernes Santo esa noche puso en el equipo de música el Réquiem de Mozart y lo escuchaba junto a una botella de Oporto, mientras escribía notas para una charla sobre el cambio climático. El domingo de Pascua pensaba ir de excursión a la sierra. Después de las lluvias de Semana Santa el valle estaría lleno de espárragos silvestres y si su novia le hacía con ellos una buena tortilla, esa sería la mejor forma de celebrar que Dios había vuelto a resucitar igual que el año pasado. Entre el nazareno y sus hijos había más de tres siglos de distancia.

10 comentarios:

Desesperada dijo...

leí el artículo el domingo y lo releí ahora, porque es la leche, impresionante. bicos.

Moisé dijo...

La semana santa es de lo mas absurdo que conozco, mucha hipocresía.

Yo no entiendo nada:

Segun los datos hay 2 mil millones de cristianos (2.000.000.000 de personas uno detras de otro)
Cuantos de esos seguidores de jesus, que tanto se preocupan de mostrar al mundo su dolor en semana santa, llevan a cabo los valores de jesus? aghhhhhhh

Los que lo hacen son llamados LOCOS!...es mas, casi todo el mundo que conozco que vive segun los valores de jesus, ni siquiera son cristianos ni religiosos, son simplemente eso, locos.

Salud y.... ESCUPE AL BECERRO DE ORO!

Jove Kovic dijo...

Real como la vida misma, incluso más.
Bienvenido a casa, Kurtz.

Jove Kovic dijo...

¿ Ya te he explicado la enorme fascinación que ejerce sobre mí la escenografía religiosa? Pues sí, y además mucho. Lo que no tiene gran sentido, siendo yo un agnóstico incurable.

Anónimo dijo...

No opine por la mañana porque quería leerlo tranquilamente en casa, sin influencias laborales que tanto me distraen. Acabo de leerlo. Es impresionante, no tengo palabras. El final con la apelación a los siglos usando como realidad el presente, lo dice todo. Me encantan estas cosas con mensaje, son la mejores. Gracias por colgarlo Kurtz...

Salud e implicación por cosas realmente importantes...

Kurtz dijo...

Una mujer desesperada: la primera vez que lo leí me dejó sin palabras. Bicos.
Moisé: precisamente los que tratan de vivir según los principios de Jesús son los discriminados (ahí tenemos el ejemplo de la iglesia de San Carlos Borromeo al que hacía referencia en mi anterior entrada). Y después está lo de los costaleros (algunas cofradías discriminando a las mujeres) o los que se azotan las espaldas. Como decía "El Roto": "El Reino de Jesús no es el Reino del Vaticano".
Salud.
Jovekovic: yo también soy agnóstico, pero eso no me impide ver el arte y cultura de las tallas o edificios (seande la religión que sean).
Wilde: el final es impactante y la diferencia de celebraciones entre el padre y los hijos (sobretodo la hija que se marcha a Ruanda) es realmente clarificadora de los tiempos que corren. De nada y gracias a vosotr@s por leerlo. Salud y la implicación que no falte en nadie.

Isabel dijo...

Impactante...sin palabras, pero nada extraño, así es la vida mientras unos permanecen estancados en creencias subrrealistas otros avanzan hacía la acción y la covicción.
Me alegra reencontrarte, un posteado buenísimo.
Un beso.

Kurtz dijo...

Extraño, pero cierto. Unos no avanzan y otros van demasiado deprisa. ¿Cuál será el camino más correcto? Yo tengo clara la respuesta.
Me alegro de reencontrarme contigo.
Un beso.

Isabel dijo...

qxmyEl camino correcto, seguramente sea avanzar con la convicción a la acción, sin prisas, pero sin pausas.

Kurtz dijo...

Pues sí, más o menos es eso en lo que pensaba. Como si me hubieras leído el pensamiento.