Bowling for Virginia

Un loco va, como cada día a la universidad de Virginia, entra en los dormitorios y asesina a dos personas. Una hora después llega a las clases y, con dos pistolas y antes de suicidarse mata a treinta personas. En total, contando su suicidio, treinta y tres víctimas.
¿Qué pasa en Estados Unidos que cada año (o antes) se produce en centros educativos una matanza que sacude a todo el mundo? ¿Quiénes son los responsables, las armas o los que las empuñan?
Es cierto que las armas, por sí solas, no matan. Pero en Estados Unidos hay demasiada facilidad para conseguir un arma. En todos los países hay descerebrados, pero en ninguna provocan tantas muertes con arma de fuego como en Estados Unidos. Este país es líder en muertes por disparos (sean suicidios, asesinatos o accidentes).
Matanzas recientes como el tiroteo de la CNN (un muerto), la escuela Amish (siete niños muertos) o el Columbine (quince muertos), esta última magníficamente retratada en películas como Bowling for Columbine o Elephant, deberían hacer reflexionar a los estadounidenses.
Matanzas como estas pueden parecernos extrañas, pero no tanto si pensamos que tienen derecho a armarse los ciudadanos por Constitución o que en estados como Florida es legal disparar a alguien en la calle si sientes que te amenaza. ¿Cuándo legalizarán el asesinato? Ah, perdón; allí la pena de muerte o las guerra preventivas son legales. Es lo que tiene el culto a la muerte y a las armas.
"La lección de hoy es: mataros unos a otros", decía Takhesi Kitano en la película Battle Royale. Ha sido otro asiático (concretamente un surcoreano) quien ha continuado esa lección en Estados Unidos. Hasta la próxima.